¿HACIA DÓNDE VAMOS? ¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO?



La Cuaresma es tiempo de reflexionar, es tiempo de oración. Es un momento precioso para buscar ratos de tranquilidad y ver qué estamos haciendo con nuestra existencia, hacia dónde estamos yendo cada uno en nuestro caminar.

Esta semana mi esposa me refirió un video que le habían mandado y que la había marcado. Lo poco que me contó fue suficiente para atraer mi atención. El video es el siguiente:

http://youtu.be/z0_1j4x7pzo

Lo mostrado es, verdaderamente, triste, salvo el final. Pero, ante todo, es preocupante. Con dolor vemos como tanta gente pasa al lado de un niño que manifiesta claramente necesidad, debilidad y soledad sin que reaccionen. Algunos se percatan del hecho, pero mientras pasan a su lado sin que interrumpan su camino. Otros, ni siquiera advierten la presencia de aquel ser humano que demanda ayuda.

¿Qué está pasando en nuestra sociedad autodenomina “avanzada”, “moderna”, etc.? ¿Hacia dónde nos dirigimos como seres humanos? La cosas, la superficialidad de la vida, el tener, nos está cegando. Nos ha puesto unas gafas que nos impiden ver la realidad. Estas gafas no nos dejan ver "más allá de nuestras narices".

Al pasar por uno de los pasillos del colegio en el que trabajo, me llamó la atención un cartel que había realizado una profesora de primaria con sus  alumnos. Una parte del mismo era el primer centro de atención, captando inicialmente la mirada:


El desplazamiento de Dios de nuestras vidas ha tenido varias consecuencias. Una de ellas es la ceguera aludida. La importancia que se le está dando a cosas superficiales está escondiendo a nuestro corazón lo que de verdad es importante. Este hecho no es de ahora. Ya el pueblo de Israel se hizo su propio dios en forma de becerro de oro. 

Pero el Señor no quiere que nos perdamos guiados por la ceguera mencionada. Se ha hecho nuestro Médico, nuestro Oculista y viene a traernos las verdaderas gafas, aquellas que van al corazón y le permite mirar a través de las lentes del amor. Cristo nos las ha traído a consta de su  propia vida, como estamos próximos a celebrar.


Permitamos al Señor en esta Cuaresma que cambie nuestras gafas, que cambie nuestro corazón. Oremos frecuentemente y dejémosle que nos trasforme y nos saque de esta enfermedad que se ha extendido como una pandemia.