Hace unos días comenzamos el Adviento. Este es un tiempo en
el que la Iglesia nos recuerda y quiere que tengamos ante nosotros y meditemos
las dos venidas del Señor:
- - La primera venida, que tuvo lugar en Belén ―como
nos enseñan las Escrituras―, hecho que celebramos todos los 25 de diciembre.
- - La segunda venida, que tendrá lugar al final de
los tiempos. Será la venida definitiva del Señor.
Por ello, este tiempo precioso del año debe despertar en el
cristiano:
- Una actitud de fe y vigilancia.
- El hambre o pobreza espiritual.
- Y la misión o presencia de nuestra fe en el mundo.
Para poder conseguirlo, debemos utilizar con más intensidad
los instrumentos puestos por el propio Señor para profundizar en todo lo que
nos ayuda a prepararnos para la venida del Señor. Entre estos instrumentos,
recordemos los siguientes:
- La oración.
- La lectura de las Sagradas Escrituras.
- La Penitencia.
- La Eucaristía.
Nuestro deseo en toda nuestra existencia ―que debe constituir un
verdadero y continuo Adviento― ha de ser: Marana Tha, “Ven, Señor Jesús”.