CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE: HISTORIA DEL PISTOLERO



Este domingo 8 de febrero, al menos en España, la Iglesia celebra la Campaña contra el Hambre. EL pasado jueves, hablando al respecto a un grupo de jóvenes de unos 12-13 años sobre este drama y tantos otros que aquejan a tantísimas personas en el mundo, me di cuenta de la dificultad que tenían para concretar estas cuestiones y que pasaran de la cabeza al corazón.


Entonces les traje a colación un caso reciente que todos conocían y que había tenido lugar en la ciudad de Cartagena. Durante muchos años se hizo popular la presencia en las calles de Jorge, conocido popularmente como “el pistolero” por su costumbre de llevar un sombrero de cowboy. Este hombre, siempre acompañado de su perro y su casa (un carrito de la compra) se había granjeado la amistad y estima de muchos cartageneros. Le gustaba hablar con la gente y manifestaba un trato agradable, próximo.


Esta apariencia, sin embargo, ocultaba un gran drama: vivía apartado de la familia desde hacía muchos años hasta el punto de que no conocía ni a su propia nieta. Frecuentemente ahogaba su situación con alcohol (aunque no llegué a saber con certeza cuál fue causa y cuál efecto). Mis jóvenes oyentes, que conocían al pistolero, rápidamente visualizaron el sufrimiento de tantas personas en la persona de Jorge. Les dije que este era solamente un problema muestra de tantos otros, y que son muchos millones de personas, con nombres y apellidos, los que viven tantas circunstancias difíciles con verdadera impotencia para salir por sí mismos.


 La Iglesia hoy quiere que detengamos la mirada de nuestro corazón de manera particular en el sufrimiento e injusticia que supone el que millones de seres humanos no tienen suficiente para comer y tantísimos mueren de hambre. Respondiendo a las palabras de Jesús «dadles vosotros de comer» (Lc 9, 13) se han creado instituciones como Manos Unidas (hacia la que irá lo recogido en las misas que se celebren en España este fin de semana).



Respondamos al aviso que nos hace el propio Jesús, haciéndolo realidad de manera concreta, con nombres y apellidos: «“Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo"». (Mt 25, 34-40).


El frío de una noche de enero de 2015 arrebató el alma de Jorge, “el pistolero” de este mundo. Desde aquí le doy las gracias por el rato que me regaló (aparece en la foto 74 del libro EL CREDO EN IMÁGENES, en la parte dedicada al prójimo) y pido por él y por todos lo que ahora se encuentran en la situación en la que él estaba en la tierra.