MIRARÁN AL QUE TRASPASARON: LA DIVINA MISERICORDIA

Jerusalén, un viernes del año 33 (o 30), pasadas las tres de la tarde:

Jesús yace muerto en la cruz. Hay prisa por descolgarlo. No tienen mucho tiempo antes de que se oculte el sol y comience el Sabatt, y ese sábado era especialmente solemne para los judíos. La costumbre era romper las piernas con un mazo para acelerar la muerte en la cruz por asfixia. Así hicieron con los dos ladrones que le flanqueaban. Pero, como escribe san Juan: “Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y gua. El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «No le quebrarán ninguno de sus huesos». Y otro pasaje de la Escritura, dice: «Verán al que ellos mismos traspasaron».” (Jn 19, 33-37).





Jerusalén, dos domingos después:
Hacía una semana que Jesús resucitado se había aparecido a sus apóstoles. Tomás no estuvo durante ese encuentro; a pesar del testimonio de sus compañeros, no creyó en la resurrección de su Maestro: demandaba pruebas empíricas. El Señor se apiadó y volvió a aparecerse al domingo siguiente. Se dirigió a Tomás y le dijo. “«Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». (Jn 20, 27s).



Ahora, Jesús tiene un cuerpo glorioso. Es un cuerpo sanado de todas las heridas, que supera las limitaciones físicas. Sorprendentemente, ha querido dejar cinco heridas de la pasión en su cuerpo resucitado. No ha querido que cinco yagas se borren de su cuerpo, sino que formen parte de él para toda la eternidad. Con el tiempo se entenderá porqué.


Varios localidades de Polonia, de 1931 a 1938:
El Señor se apareció en varias ocasiones a una religiosa polaca, Faustina Kowalska, confiándole una misión: que difundiera la devoción a la Divina Misericordia. En una ocasión le dijo. “Pinta una imagen de Mi, según la visión que de Mí tienes, con la inscripción: ¡JESÚS, YO CONFÍO EN TI!” El propio Jesús le indicó cómo quería que fuese: “Los rayos del cuadro representan la Sangre y el agua que brotaron del fondo de Mi Misericordia, cuando Mi Corazón, agonizante, fue abierto por la lanza en la Cruz. Los rayos pálidos simbolizan el Agua, que purifica el alma, y los rayos rojos representan la Sangre, que es la vida del alma. Estos rayos protegen al alma de la Ira de MI Padre. Feliz el que viva bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca le alcanzará”. 



Roma, 30 de abril del 2000:
San Juan Pablo II canoniza a la apóstol de la Divina Misericordia: santa Faustina Kowalska.

Roma, 23 de mayo del 2000:
La Santa Sede, bajo indicaciones de san Juan Pablo II, publicó un decreto por el que se establecía la fiesta de la Divina Misericordia, a celebrar el segundo domingo de Pascua.

Cracovia, 17 de agosto de 2002:
En la misa de consagración del santuario de la Divina Misericordia, Juan Pablo II pronunció las siguientes palabras: "Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por los pecados nuestros y del mundo entero; por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero" (Diario, 476, ed. it., p. 193). De nosotros y del mundo entero... ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida y la dignidad del hombre se necesita el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad”.