Hace unas navidades, estando en
la ciudad de Antequera, mi hermano Francisco se ofreció para llevar a mis dos
hijas y a un servidor a visitar el Torcal de Antequera. El Torcal es el
principal paisaje kárstico de Europa. Es un parque natural geológico, de una
belleza extraordinaria, forjado por diversas fuerzas geológicas a lo largo de
los millones de años. Mi hermano Francisco es un guía experto en la zona, tanto
en su geología como en los organismos que lo pueblan.
Al terminar la preciosa ruta que
había diseñado mi hermano, volviendo a la zona del aparcamiento, de pronto nuestro
guía nos llamó la atención ante el inusual fenómeno que el cielo estaba
ofreciendo en esos momentos. Las condiciones meteorológicas estaban propiciando
el que se formara un gran círculo de luz debido a la refracción de la luz del
sol al atravesar una determinada capa de la atmósfera. Este fenómeno se pudo ver
desde otros puntos próximos en Andalucía. Tal fue su entidad, que mereció ser
mostrado en algunos telediarios.
Al hacer el libro del Padrenuestro en imágenes, me vino a la
memoria como una de las fotos de partida. El sol en el centro representaba a
Dios. El círculo de luz, el efecto de su gracia, creadora y santificante. La
vegetación a contraluz que aparece en la parte inferior simbolizaría la Creación,
debida a Dios, participando de su ser, lo que le permitiría mantenerse y
mostrar la perfección de su Hacedor y Mantenedor.
Es una imagen sencilla, pero de
gran belleza natural, sin ningún tipo de artificios ni de tratamiento
informático. Creo que muestra claramente lo que indico en el párrafo anterior.