RECORDANDO NUESTRO BAUTISMO A PARTIR DEL DE JESÚS





Este domingo 10 de enero de 2.016, con la celebración del Bautismo de Jesús, se cierra el tiempo litúrgico de la Navidad.

En él recordaremos el pórtico de la vida pública del Señor. Y sería buen momento para recordar también nuestro propio bautismo y las promesas que, en nuestro nombre, realizaron nuestros padres y padrinos. Y este va a ser el objetivo de esta entrada: tomaremos algunas de las frases de la liturgia bautismal, que el sacerdote pronunció durante la celebración de nuestro bautismo y las acompañaremos de fotografías tomadas durante el bautizo de Paloma.


En la parte de la acogida, el sacerdote pronuncia las siguientes palabras: “(Nombre del niño), la comunidad cristiana te recibe con gran alegría. Yo, en su nombre, te signo con la señal de Cristo Salvador. Y, vosotros padres y padrinos, haced también sobre él la señal de la cruz.”


Mientras el sacerdote unge al niño en el pecho con el óleo de los catecúmenos, dice: “Para que el poder de Cristo Salvador te fortalezca, te ungimos con este óleo de salvación en el nombre del mismo Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”


En nombre del niño, padres y padrinos renuncian al pecado y profesan la fe.

Tras responder padres y padrinos afirmativamente a la pregunta “¿Queréis, por tanto, que vuestro hijo (nombre del niño), sea bautizado en la fe de la Iglesia que todos juntos acabamos de profesar?”, el celebrante bautiza al niño diciendo: “(Nombre del niño), yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”


A continuación, el sacerdote unge al niño con el crisma en la coronilla diciendo: “Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha liberado del pecado y dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te consagre con el crisma de la salvación para que entres a formar parte de su pueblo y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote,  profeta y rey. Amén.”


Finalmente, el sacerdote muestra el cirio pascual diciendo: “Recibid la luz de Cristo”, tras lo que invita al padre o al padrino a encender la vela del cirio pascual.


Para concluir la celebración, rezan el Padrenuestro y el sacerdote bendice a la madre, que tiene en sus brazos a su hijo, al padre y a todos los presentes.