SIGNIFICADO E HISTORIA DE LA PUESTA DE SOL DE LAS PÁGINAS 6 y 7 DEL LIBRO “EL PADRENUESTRO EN IMÁGENES”



Una de las primeras imágenes que aparecen en el libro, a doble página, la constituye una preciosa puesta de sol. Mientras volvíamos de los Oficios mi esposa y yo en coche un Viernes Santo, ante nuestros ojos se iba configurando lo que prometía ser una espectacular puesta de sol. Las condiciones necesarias se estaban reuniendo: nubes bajas sin tocar totalmente el horizonte terreno, huecos entre ellas, y todas situadas en el lugar aproximado por el que el sol debía esconderse en unos minutos. Nuestra casa está en un barrio a las afueras de Cartagena y el camino enfilaba exactamente el lugar que prometía ofrecer el espectáculo. Este comenzó cuando estábamos próximos a nuestro destino, por lo que desviamos la ruta hasta pasar el barrio y aparcar en una explanada sin obstáculos visuales. Paramos el motor y, sin salirnos del coche, lo utilizamos como punto de apoyo firme, a modo de trípode. 

La Creación nos regaló un espectáculo que superaba nuestras expectativas. Los rayos de sol se escapaban y proyectaban radialmente por entre los huecos dejados por las nubes. Los colores se iban volviendo progresivamente más cálidos. Cada pocos segundos cambiaba la combinación general, sucediéndose momentos únicos que trataba de atrapar fotográficamente. Otro elemento que nos sobrecogió fue las dimensiones del fenómeno. Al compararlo con los elementos que formaban o estaban sobre la superficie terrestre nos percatábamos de la inmensidad y grandiosidad de aquella puesta de sol.



 Estuvimos en el lugar más de 20 minutos, hasta que los colores rojos, naranjas y amarillos se desvanecieron, cediendo su puesto a unos apagados grises-azulados. La puesta de sol había concluido y nosotros estábamos aún impresionados. Durante todo el tiempo que estuvimos allí, nuestras mentes y corazones refirieron en todo momento lo visto a Dios Padre y Creador. Si esta era una de sus obras, ¡qué no sería Él! Un fenómeno como el experimentado nos estaba hablando continuamente de Dios, tanto por el espectáculo que nos había regalado, a través de las leyes que ha establecido en la naturaleza, como por haber puesto en nosotros la capacidad de sobrecogernos al reconocerle indirectamente.



 El Antiguo Testamento frecuentemente asocia las nubes a la presencia de Dios. Entre los episodios más famosos se encuentran los ocurridos al pueblo de Israel, durante el éxodo, sobre la Tienda del Encuentro. Así nos lo relata la Biblia: "Tomó Moisés la Tienda y la plantó para él a cierta distancia fuera del campamento; la llamó Tienda del Encuentro. De modo que todo el que tenía que consultar a Yahveh salía hacia la Tienda del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Cuando salía Moisés hacia la Tienda, todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie a la puerta de su tienda, siguiendo con la vista a Moisés hasta que entraba en la Tienda. Y una vez entrado Moisés en la tienda, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta de la Tienda, mientras Yahveh hablaba con Moisés. Todo el pueblo veía la columna de nube detenida a la puerta de la Tienda y se levantaba el pueblo, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda." (Ex 33, 7-10). 

Esta asociación a Dios Padre y Creador se veía reforzada por la proyección de rayos que, de forma radial, partían de la parte posterior de la nube central y, desde allí, se extendían sobre la tierra y el cielo dirigiéndose a todos los rincones del universo.


 
Todas estas características que nos hablaban de Dios se concretaron delante de nuestros ojos, estremeciendo nuestras almas y emocionándonos hasta impeler en nosotros una actitud de agradecimiento. Le doy gracias a Dios, desde estas líneas, por haberme permitido disfrutar de estos momentos y de haber hecho posible que me encontrara con la cámara y objetivo idóneo en el momento y lugar preciso.  

 Y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto y, he aquí, la gloria del Señor se apareció en la nube.” (Ex 16, 10).