Algunas de las fotografías que aparecen en el
libro “EL CREDO EN IMÁGENES” son tipo de simbólico. Quieren representar una
realidad que, o bien es trascendente o, simplemente, supera las posibilidades
de captarla. Esto es lo que ocurre con la foto 6 del libro.
Los científicos expertos en cosmología están
más o menos de acuerdo en admitir como posible, a partir de los conocimientos
actuales, un determinado origen del universo. Repasemos un poco cómo se llegó
al punto actual.
Hasta principios del siglo XX, la concepción científica era la de un
Universo estático. En 1916, Albert Einstein, trabajando matemáticamente, llegó
a obtener un modelo que reflejaba un universo en expansión; sin embargo, al
tener una concepción personal contraria, introdujo un factor que lo volvía a
convertir en estacionario (años después reconoció que éste había sido su mayor
error). El matemático ruso Alexander Friedman retomó las formulas de Einstein,
las reformó y, en 1922, propuso un universo que se expandía. Hacia 1927, el
sacerdote y astrónomo belga George Lemaître formuló la hipótesis del
"átomo primordial", consistente en que toda la energía y materia
habían estado comprimidas en un espacio muy reducido, de pequeñísimo tamaño. El
americano Edwin Hubble, tras estudiar radiaciones emitidas por dos docenas de
galaxias, hace públicos sus resultados en 1929 manifestando que las galaxias se
alejan unas respecto de las otras, lo que llevaba a la conclusión de que el
Universo se encuentra en expansión. Tomando todo esto, George Gamow desarrolla,
desde 1948, la teoría de "la gran explosión" o del "Big
Bang". Y esta teoría es actualmente la más aceptada entre la comunidad
científica especializada, viéndose apoyada por descubrimientos más recientes.
En el
capítulo inicial del libro, dedicado a “Dios Padre Creador del cielo y de la
tierra, de lo visible y lo invisible”, buscando una imagen que estuviera en
consonancia con la teoría del “Big Bang”, rescaté de mi archivo una tomada una
noche de niebla densa. Gracias a la técnica fotográfica que utilicé durante la
realización de la toma, la imagen obtenida muestra una especie de rayos que,
partiendo del centro, divergen radialmente. Es como si la luz partiera de un
punto y se transmitirá en todas las direcciones del espacio.
Ciencia
y fe no solo no se contradicen, sino que se complementan dibujándonos una
realidad más completa y cierta.