16 de noviembre de 2014, DÍA DE LA IGLESIA DICESANA



La Iglesia es Católica en su universalidad y en su extensión. Para pueda ser guiada por los pastores de manera más próxima, se organiza en Diócesis. A la cabeza de cada una se encuentra uno de los sucesores de los Apóstoles: el obispo. Sería conveniente no perder esta perspectiva. El Obispo es un sucesor de los Apóstoles, responsable de una iglesia local, de una diócesis. Por ello, a través del obispo de cada diócesis, entroncamos con la Iglesia Universal ―bajo la responsabilidad del Sumo Pontífice―, con el Sacro Colegio Apostólico y con el propio Jesucristo.


 

Cada obispo no puede llegar a todos los rincones y personas que caen bajo su responsabilidad con la continuidad y dedicación que requeriría. Así, para realizar esta labor, cuentan con los sacerdotes diocesanos y con los sacerdotes pertenecientes a órdenes religiosas que se ofrecen para estar al frente de una parroquia. Los sacerdotes diocesanos son aquellos que entregan su vida para servir a la diócesis allí donde el obispo del lugar los mande.

Cada diócesis hace presente a la Iglesia en plenitud en el área geográfica que tiene asignada. La vida de la Iglesia tiene su unidad vivencial en cada parroquia. Allí se atiende tanto la vida espiritual de los feligreses como las necesidades materiales.

Bajo la dirección del Obispo, los católicos de cada diócesis caminan juntos, como parte del camino de toda la Iglesia, hacia la patria celeste que nos ha merecido Jesucristo con su  Sacrificio redentor.

Quiero compartir un par de imágenes del Obispo de Cartagena, D. José Manuel Lorca Planes con algunos de los sacerdotes de la diócesis, en la catedral y en la Iglesia de Santa María (en la ciudad de Cartagena).