La Inmaculada Concepción



El 8 de diciembre la Iglesia celebra una de las festividades más grandes de Nuestra Madre: su Inmaculada Concepción.

Muchos años antes de que fuera declarado este dogma, un monje franciscano ya defendió teológicamente la preservación de María de todo pecado, incluido el pecado original, desde su concepción en el vientre de santa Ana. Este monje fue Duns Scoto.

Para entender profundamente y con seguridad en este dogma, veamos qué dice al respecto el Catecismo de la Iglesia Católica, en sus números 490-493:

-          Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante" (Lumen gentium 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia" (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios. (CEC 490)
-          A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María "llena de gracia" por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX:
-          «... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano» (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803). (CEC 491)
-          Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción" (Lumen gentium 56), le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (Lumen gentium 53). El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a ninguna otra persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4). (CEC 492)
-          Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo" (Lumen gentium 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida. (CEC 493)

Desde este blog quiero contribuir a la veneración a nuestra Madre bajo esta advocación. Para ello expongo algunas fotografías realizadas a la imagen de la Inmaculada que se encuentra en la iglesia de San Marcos (La Vaguada, Cartagena). En ellas he querido resaltar varios aspectos. Algunas muestran la belleza de María, otras quieren manifestar la gloria en la que ahora se encuentra, con los querubines a sus pies. Pero todas las figuras, María y los ángeles, tienen sus miradas fijas en el Altísimo, en Dios. En la misma dirección hemos de tener también los ojos de nuestro corazón.