TESTIMONIOS SOBRE EL LIBRO “EL CREDO EN IMÁGENES”



A lo largo de este año largo de vida del libro EL CREDO EN IMÁGENES, numerosos testimonios nos han llegado acerca del bien que ha ido haciendo. Esta era la intención que dirigió todo el proceso de su elaboración. Obviamente no era la económica, ya que se sabía que los gastos superarían ampliamente los beneficios, como asía ha sido –sin contar con lo que se ha querido destinar a obras de caridad de la Iglesia. Pero, sabiendo el bien que ha hecho y que esperamos que siga haciendo, nos damos por más que pagados.

 


 Por ello, queremos compartir con los lectores de este blog algunos de los testimonios respecto del libro que hemos ido recibiendo. Estos han tenido lugar en varios lugares de la geografía española. No daremos sus nombres porque no sabemos si las identidades de los protagonistas quieren ser quieren ser reveladas. Su exposición no seguirá una estructuración determinada; únicamente vamos a exponer los hechos de forma secuenciada.


Así, por ejemplo, un seminarista se lo regaló a su madre ―no muy creyente hasta hacía muy poco tiempo― y, al cabo de algunos meses, en un encuentro del i-party, nos comentó el bien que le había hecho a su madre, ayudándole a profundizar en la fe y enamorarse del Señor.


Numerosas personas nos han comentado como, después de tener su ejemplar, han adquirido otro u otros para regalarlos a personas que estaban flojas en su fe o, incluso, alejadas de la misma. Siempre con la esperanza de que el lenguaje fotográfico del libro facilitara el descubrimiento de la fe. Esperaban que lo que no podían decir personalmente con palabras –o que caían en saco roto-, lo admitieran a través de las imágenes del libro. Recuerdo especialmente el caso de una compañera de trabajo que se lo regaló a su hija con especial ilusión y esperanza.


También nos han contado otras que el libro les ha ayudado a profundizar en las verdades que componen nuestra fe, muchas de las cuales no habían profundizado anteriormente, aunque las recitaban dominicalmente en la santa misa desde hacía años.


Una señora de oración personal y profunda diaria, de un pueblo de córdoba, nos dijo este verano que durante varias semanas había estado muy enferma, no pudiendo leer ninguno de sus libros habituales. Sin embargo, pudo mantenerse en la oración gracias a la contemplación de las fotografías del libro.


Un señor de Málaga, que está pasado por problemas familiares importantes, nos dijo por teléfono como la parte del libro que habla del sufrimiento, tanto de la Pasión de Cristo como de los sufrimientos de cada uno, le había confortado en gran manera.


Nos llamó poderosamente la atención como un hombre casado, con hijos, que no solo había estado alejado de la fe, sino que la atacaba, se había convertido hacía unos tres meses a raíz de un cursillo de cristiandad. Entonces cogió el libro, que lo había adquirido casi un año antes su esposa, y al llegar a la parte de la Pasión de Cristo, no podía dejar de llorar “como un niño” al ver lo que el Señor había pasado por amor a cada uno de nosotros, por amor a él.


Otro señor de un pueblo de Málaga, que lleva años dando escuelas de oración, nos pidió permiso para utilizarlo como material con el que enseñar y facilitar otra manera de hacer oración.


Muchos lo han visto como un regalo perfecto de confirmación, de agradecimiento o de otra índole, como aquella cartagenera que se lo regaló a la catequista de confirmación de su hija o la señora de un pueblo de Sevilla que lo obsequió a su párroco.


Suponemos que muchas otras cosas han sucedido, pero por no ser conocidos nuestros o por otras razones no hemos sabido de las mismas. Damos gracias al Señor por ello y le pedimos que siga dando los frutos que él vea convenientes para el bien de las almas.