HOMENAJE A SANTA TERESA DE JESÚS



El próximo 15 de octubre de 2015 se clausura el Año Jubilar que la Iglesia ha querido dedicar a santa Teresa de Jesús, con motivo del quinto aniversario de su nacimiento.

Desde este Blog queremos dedicarle un pequeño homenaje a la santa de Ávila. Lo vamos a hacer con algunos textos breves suyos en los que intercalaremos fotografías tomadas en varios lugares en las que se recoge su celebración o su legado.




Nada te turbe, nada te espante,
quien a Dios tiene, nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante,
Solo Dios basta.

"No os pido más que le miréis". "Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí" (Vida 22, 7).

"Procurad, pues estáis solos, tener compañía". "Representad al mismo Señor junto con vos y mirar con que amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiéreis no estéis sin tan buen amigo. No os pido ahora que penséis en El, ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se pueda imaginar? Mirad que no está aguardando otra cosa como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, la hallaréis" (Camino de Perfección 26, 3). 


 "Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo, nunca falta; es amigo verdadero" (V. 22, 6). "Es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía" (Vida 22, 10).

"Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuán sabrosos y cuán deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama y Vos, bien mío, queréis mirar con amor. Paréceme que sola una vez de este mirar tan suave a las almas que tenéis por vuestras, basta por premio de muchos años de servicio. ¡Oh válgame Dios, qué mal se puede dar esto a entender, sino a los que ya han entendido cuán suave es el Señor!" (Exclamaciones 14, 1).

Un Evangelio muy querido para Teresa: el de la Samaritana: "¡qué de veces, decía ella, me acuerdo del agua viva que dijo el Señor a la samaritana! Y así soy muy aficionada a aquel Evangelio y desde muy niña lo era y suplicaba muchas veces al Señor me diese aquella agua" (Vida 30, 19).

 
"¿Pensáis que no es mantenimiento, aun para estos cuerpos este santísimo manjar, y gran medicina aun para los males corporales? Yo sé que lo es. Se de una persona que cuando oía a algunas personas decir que quisieran haber vivido en el tiempo que andaba Cristo nuestro bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que, teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les daba? Porque si no nos queremos hacer bobos y cegar el entendimiento, no hay que dudar; que esto no es representación de la imaginación, como cuando considerarnos al Señor en la Cruz, o en otros pasos de la Pasión, que lo representamos en nosotros mismos como pasó. Esto pasa ahora y es entera verdad y no hay para qué le ir a buscar en otra parte más lejos. Debajo de aquel pan está tratable" (Camino de Perfección 34, 6-9).

"¿Quién nos quita de estar con El después de resucitado, pues tan cerca le tenemos en el Sacramento, adonde ya está glorificado. Hele aquí sin pena, lleno de gloria, esforzando a los unos, animando a los otros, antes que subiese a los cielos, compañero nuestro en el Santísimo Sacramento, que no parece fue en su mano apartarse un momento de nosotros" (Vida 22, 6).